domingo, 19 de octubre de 2008

Guitarreada Cibernética: de sorpresa en sorpresa


En mi casa se han armado guitarreadas memorables, tenemos la suerte de poder convocar músicos de calidad y calidez reconocida. Guitarreadas que normalmente se prolongan hasta muy entrada la madrugada matizadas con bebidas espirituales y espirituosas como diría mi amigo Alfredito Pinto de la Sota.

¿Guitarreadas? las de antaño!!!, decía mi padre cuando recordaba su niñez y nos contaba las jaranas que se armaban en Huaro (Quispicanchis, Cusco, Perú) por el cumpleaños del bisabuelo Emilio o de la bisabuela Eudocia.

Contaba que se juntaban en Pilapata (la casa familiar en Huaro) los tíos Luís, Justo, Segundo, Baltazar, Pedro, llamaban a Víctor Gavancho esposo de Salomé hermana de la Abuela Ana. Empezaban con el almuerzo al escuchar la llamada de Eudosia, la matriarca que convocaba a la mesa y todos acudían de inmediato a ocupar sus respectivos sitios en la mesa encabezada por el bisabuelo Emilio. Después de saciar el hambre, Justo, el hermano mayor, tomaba la guitarra y le pedía a su cuñado Víctor que le acompañe y empezaban la jarana. Mandaban a comprar un fardo de cervezas (5 docenas de cervezas marca Günter, primer nombre de la cerveza Cusqueña), llegaban más amigos y a cantar y bailar huaynitos y marineras cusqueñas...


Grande fue la sorpresa de mi padre cuando el día de la canción criolla, 31 de octubre, 2.30 de la madrugada, entre despierto y dormido me escucha hablar a viva voz, reír, volver a hablar y luego cantar, luego un salud hermano, luego un valsecito criollo, otro salud, risas, mas voces, otro valsecito... mi padre procesaba la información a media máquina porque como dije estaba entre despierto y dormido. Acostumbrado a participar en reuniones en sus constantes visitas a Lima donde la guitarra es la protagonista principal, no le llamó mucho la atención sentir los sonidos característicos de una reunión jaranera, siguió dormitando sin poder conciliar totalmente el sueño... algo no estaba bien, pasaron los minutos, seguían los salud, las canciones, la conversación, las risas, algo no estaba bien.... notó que de rato en rato se producían silencios, luego risas, otra canción, luego silencio. Mi padre pasó del estado entre despierto y dormido al estado mas despierto que dormido. Notó que había una voz predominante (la mía), que empezaba una charla, luego silencio, volvía con la charla, terminaba la charla y empezaba otra. Salud!, no habían los choques característicos de vasos entre salud y salud. A mi padre se le cruzó la terrible idea de que estaba en una jarana de rompe y raja con mi amigo invisible. Finalmente decidió bajar y ver qué pasaba.

Se levantó de la cama, salió al pasadizo de distribución del segundo piso, tomó las escaleras hacia el primer piso. Vio que la sala estaba con las luces apagadas (primera sorpresa), las voces salían de mi oficina que se encontraba con la puerta cerrada. Seguían los salud, las canciones matizadas con breves charlas… mi padre decidió entrar, abrió la puerta con sigilo, ingresó y lo que vio no entraba dentro de los esquemas hasta ese momento instalados dentro de su cerebro (segunda sorpresa).

Mi padre vio que me encontraba sentado frente a la computadora, tocando la guitarra y cantando un valsecito criollo, al costado encima del escritorio había una botella de Habana Club 3 años, una botella de Coca Cola, hielo y un vaso con la mezcla adecuada lista para beber. Esperó que termine de cantar para despejar sus dudas… terminé de interpretar la canción y cuando mi padre se disponía a hablar una voz salió del parlante de la computadora “bravo Carlos, que viva la canción criolla!!!” y yo “que viva!!!”, siguió un “salud hermano” y adentro un trago de cuba libre, y el parlante “Salud hermano!!!”. Mi padre estaba absolutamente descomputado (para usar términos que vienen al caso; tercera sorpresa).

Me dijo “Carlos, ¿qué haces?...”, volteo le veo y me doy cuenta que se encontraba en un estado de total incredulidad, me levanto, le pido que se acerque, él se acerca con la mirada en la computadora y de pronto ve en la pantalla a mi amigo Fernandito Aguilar, este al verlo le dice “Buenos días Doctor” (Cuarta sorpresa).

Mi Padre demoró en entender que al otro lado de la conexión se encontraba mi interlocutor y que era con él con quien tenía la guitarreada y que al encontrarse en San Francisco, USA, habíamos encontrado la manera de mantener contacto en vivo, en directo, viéndonos las caras y además pegándonos una jarana de aquellas, yo con mi ron y Fernandito con su cerveza Heineken.

Mi padre se repuso parcialmente de la sorpresa, contestó el saludo, se dio cuenta que estaba siendo visto por mi amigo, se percató que estaba en pijama, pidió disculpas y se retiró a dormir.

No sé si pudo conciliar el sueño, lo que me queda claro es que para la próxima vez, tendrá la precaución de bajar con ropa de fiesta.

jueves, 2 de octubre de 2008

Ampay me salvo!


Nos encontrábamos corriendo por el pasillo de la zona de embarque del Aeropuerto Internacional Jorge Chávez de Lima mi primo Justo Gavancho, mi Hermano Aldo y este servidor para abordar nuestro avión que nos llevaría de Lima a Iquitos. Llegamos tarde al Aeropuerto, con tan buena suerte que los empleados de la aerolínea al vernos llegar, solo con nuestros maletines de mano, se comunicaron con los empleados de embarque y demoraron la salida del avión para que podamos abordar. Subimos al avión alborotando la tensa calma que siempre existe previo al despegue. Ubicamos nuestros asientos (3 asientos juntos) mas o menos a la mitad del avión. Nos ajustamos los cinturones de seguridad, ya aliviados y cómodos rumbo a Iquitos. De pronto reparo en el perfil conocido de un pasajero en el asiento delante al mío. Me incorporo para corroborar mi sospecha y si!!!, era mi querido amigo Julito, gran amigo de las épocas del coro de la iglesia, posteriores serenatas e innumerables veladas musicales. El encuentro nos causó gran alegría y el alboroto en el avión se multiplicó hasta que la aeromoza nos pidió calma para que empiece a explicar esto de las puertas de emergencia, la posición que debíamos de adoptar en el avión en caso de emergencia y los respiradores que deberían desplegarse si fuese necesario, también en caso de emergencia. El viaje duró 1 hora 45 minutos, los cuales se pasaron muy rápido entre conversaciones bromas y las ganas de llegar por primera vez a la ciudad de Iquitos, en pleno corazón de la selva peruana a orillas del impresionante río Amazonas.
Finalmente el avión aterrizó, desembarcamos y coordinamos con Julito para encontrarnos por la noche, nos comentó que estaba en un viaje de emergencia familiar y que solo estaría en Iquitos por 2 días. Tomamos nuestro mototaxi y nos fuimos rumbo al Hotel Amazonas Plaza un lindo hotel 5 estrellas que según sé ya no existe. En el camino no me abandonó la sensación de que Julio no quería ser encontrado en ese avión. Me pareció raro que no fuera él quien nos haya identificado y saludado al vernos llegar e ingresar al avión, además sentí al ver su perfil que estaba intentando pasar desapercibido. En fin pensé que eran cosas mías y seguimos con la visita a esta preciosa ciudad.
En la noche fuimos a la casa de Julio a la dirección que nos facilitó, lo encontramos, tomamos cervezas y lo acribillamos a preguntas sobre Iquitos ya que el y su familia paterna y materna son de esta ciudad. Le preguntamos por su esposa (nuestra muy buena amiga radicada en Lima), su trabajo y claro si todo estaba bien con la emergencia familiar motivo del viaje. En todo momento sentí que había un poco de tensión en el ambiente hasta que finalmente Julio nos dice. Bueno, estamos entre hombres y les voy a contar la verdad. “Hoy día salí de mi casa rumbo al Banco (lugar donde trabajaba), pedí permiso por la tarde y me dirigí al aeropuerto para viajar a Iquitos, de este viaje no sabe nadie. Ya en el aeropuerto tuve cuidado para no cruzarme con ningún conocido, embarqué entre los primeros, acomodé mis cosas de mano y esperé pacientemente que ingresen los pasajeros. Ninguno era conocido, la tripulación finalmente cerró la puerta y yo dije salvado!. Había logrado pasar desapercibido y todo estaba perfecto. De pronto sentí movimiento, la tripulación, reabrió la puerta, acercaron la escalinata y entran 3 muchachones sonrientes exteriorizando su alegría por haber logrado abordar el avión y OH! sorpresa eran ustedes, me hundí en el asiento, pasaron por mi lado y donde se sentaron? exactamente en la fila atrás de mi asiento. Me hundí más en el asiento cuando de pronto siento en el hombro una mano, era Carlos y con un grito me dice Julito!!! hola hermano!!!. el resto ya lo saben.” Inmediatamente después de esta confesión Julio nos dice: “Bueno les tengo que presentar a mi enamorada” y salió una linda chica iquiteña, joven, realmente muy linda, además de alegre, agradable y muy amistosa. Nosotros perplejos. No tengo que explicarles que habíamos encontrado a nuestro amigo en un viaje clandestino rumbo a Iquitos a visitar a su "novia". Era la novia consentida para la familia en Iquitos. Lo cual me hizo pensar de la existencia de una doble vida, la vida familiar y formal de Lima y la vida de enamorado con noviecita en Iquitos .
Superamos rápidamente el impase, ya sincerados y como estábamos entre hombres asumimos la falta y a gozar de Iquitos. Pasamos unos días inolvidables lleno de jolgorio calor y picaduras de zancudos.
Meses después en un velorio reunido con todos los amigos e intercambiando chismes, me acuerdo del viaje a Iquitos y como Julio es un amigo común y además en el velorio también estábamos entre hombres me animo a contar esta historia, les digo a que no saben a quien encontré sacando los pies del plato en el avión rumbo a Iquitos, a Julito!!! y entro en detalles, todos risas y festejos menos uno, me percato que Federico amigo común estaba serio y recuerdo que es hermano de la esposa de Julio Upsss, metí la pata!!!, minutos después Federico me aborda y me dice. Carlitos no te preocupes nosotros sabemos que Julio es un C...su M..., no te sientas culpable por la infidencia.
Años después supe que nuestra querida amiga terminó separándose de Julio, por una sumatoria de faltas al matrimonio. No tengo la certeza de que mi desliz en el velorio, tuvo algo que ver con la separación, en todo caso si piensa en la reconciliación espero lea primero esta narración.

miércoles, 1 de octubre de 2008

Nombres y Sobrenombres


A mis padres cuando les tocó escoger nombres para mis hermanos y para mí lo hicieron siguiendo pautas mas o menos tradicionales, a mi hermano mayor le llamaron "Stefan" porque mi padre era admirador del escritor Austriaco "Stefan Zweig" autor de novelas, relatos y biografías, de las cuales la más conocida fue probablemente "María Estuardo" y la biografía de "Fouche" (Fouché, el genio tenebroso).
A mi hermano "Arturo" y a mi (Carlos), los nombres fueron escogidos tomando en cuenta nombres de reyes famosos Europeos, el "Rey Arturo" de Inglaterra y el "Rey Carlos V" de España (no sé si inspirado en la polkita... si la Reina de España muriera Carlos V quisiera reinar...).
El nombre de mi hermano menor "Aldo" mas bien fue casi una imposición de la tía Vilma hermana de nuestra madre que intentó imponer un nombre italiano desde el nacimiento de nuestro hermano mayor sin mayor éxito hasta que finalmente tomaron en cuenta su pedido con el menor.
Creo que mis padres no tuvieron mayores complicaciones con esto de los nombres, un solo nombre por hermano lo cual también nos facilitó la existencia al no tener problemas con equivocaciones al inscribir nuestros datos en los registros de las diferentes instituciones a lo largo de nuestra vidas.
Los padres de mi amigo "Ratón", sí que pensaron más para ponerles nombres a sus hijos. Al mayor le pusieron "Víctor Alfonso", al que sigue "Luis Alberto" y finalmente a mi amigo "Ratón" le pusieron "Jesús Elías". Todos contentos con 2 nombres bien combinados.
El único detalle es que en el transcurso de la vida, algunos van adoptando otro nombre o sobrenombre muchas veces inspirado en algún detalle físico o la agudeza de algún amigo que nos endilga un nuevo nombre. Lo cierto es que el sobrenombre o apodo se termina imponiendo sobre el nombre e incluso el apellido, uno termina por resignarse y asumir el nuevo nombre.
Solo nuestros padres que no necesariamente participan de nuestras vidas en el colegio, la universidad o en nuestros trabajos siguen llamándonos como originalmente nos bautizaron.
... Grande fue el chasco de la madre de mi amigo "Jesús Elías" cuando llegaron a su casa los amigos del Colegio Nacional Guadalupe, tocaron el timbre y al ser recibidos por la madre de mi amigo preguntaron todos a coro "Señora... se encuentra el Ratón???".
Años después, la madre de mi amigo me comentó "tanto sufrimos y nos rompimos la cabeza para escoger el nombre de nuestro querido hijo para que ahora todos sus amigos, conocidos, y demás mortales que tienen que ver en una u otra forma con nuestro hijo lo llamen... Ratón”. Tengo que decirles que ahora mismo para contar esta historia tuve que hacer un ejercicio de memoria para dar con el nombre de nuestro querido “RATON”

viernes, 26 de septiembre de 2008

Mi quenita, mi pulserita y mi reloj Citizen


Lima es una ciudad, de 8 a 9 millones de habitantes, multirracial, multicultural y llena de migrantes de las provincias.
Mi familia era residente de la Ciudad del Cusco hasta que mis padres decidieron trasladar a la familia a Lima en Enero de 1973, este fue un mes muy movido embalando muebles, artefactos, adornos, etc. Levantaron la casa en peso y lo subieron a un camión.
Decidieron mandar a mi hermano mayor y a mí como cuidantes de nuestras valiosas pertenencias familiares así que nos subimos a la caseta del camión y una tarde de enero dejamos el Cusco rumbo a Lima. Llegamos a los 3 días por la Panamericana Sur y sin ingresar al centro de Lima nos dirigimos a Chosica lugar donde residimos por 3 años. Nos instalamos y nos integramos a la sociedad Chosicana, rápidamente hicimos amigos en el barrio y en el colegio. Estos 3 años nos sirvieron para integrarnos a la gran ciudad y volvernos limeños con la jerga propia de la ciudad y sus costumbres.
Años después cambiamos de residencia, cada uno de los hermanos definió su futuro y yo me volví un limeño de pura cepa, mas limeño que cualquier limeño, no tenía ningún problema con caminar de madrugada por el centro de Lima o Barrios Altos o el Rimac, supongo que los amigos de lo ajeno me verían y dirían "a este que le vamos a robar". Lo cierto es que yo me sentía la última Inka Cola en el desierto, la última chupada del mango y el mas mosca de todos los moscas.
Pasaron los años y me afiancé como un limeño que se las sabe todas, que conoce todos los huecos de Lima, que compra sus autopartes en la Av. Iquitos o más barato en San Jacinto, que toma su caldo de cabeza en Caquetá, que come su sanguche de chicharrón en la tienda del chino en la esquina de Zepita y Chancay, que compra su ropa de "marca" en La galería del Rey en Gamarra y que conoce todos los huecos de Azángaro y puede conseguir un diploma universitario con los "últimos sellos de seguridad".
Un día de aquellos me dirigía al local principal del INC (Instituto Nacional de Cultura) cargado de papeles y propuestas, tenía además en la mano una quena regalo de mi padrino Don Victor Gavancho.
El local del INC queda por la Plaza San Francisco en el centro de Lima. Iba a paso apretado por el jirón de la Unión, llegué a la Plaza de Armas la crucé tomé la calle Junín y una cuadra mas adelante doblé a la izquierda por el Jr. Lampa rumbo a la Plaza San Francisco. En sentido contrario al mío por la misma vereda veo acercarse a un hombre con una niña en hombros, me intercepta y me muestra un anillo de oro y me dice "te la vendo, la acabo de fabricar está todavía calientita". Veo al hombre, veo a la niña de unos 3 años. El hombre sigue y me dice "es para comprar la leche de mi niña" yo le digo "no" y sigo caminando, la niña me dice "es para comprar mi leche" y sobreparo (craso error), me alcanzan y me dice "te la vendo baratita, toma agárrala" me pasa el anillo de oro y yo la recibo (otro craso error). Me dice "siente el peso te la dejo baratita" yo por supuesto súper conocedor le digo “no tengo dinero” (ya había sentido el peso – muchos gramos - hecho un calculo del valor) le estiro la mano para devolverle el anillo y el hombre nada de recibir, me dice "entonces véndelo por mi... en el Jirón de la Unión hay casas que compran oro, yo no puedo ir porque los rayas (policías), me conocen y me quitarán el anillo". Yo lo veo, veo a la niña y le creo (craso error!!!), vuelve a atacar y me dice “causa...véndelo por mi y te quedas con la mitad del valor, nos repartimos en partes iguales el resultado de la venta”. Yo como que no quería la cosa pero ya estaba haciendo cálculos en lo que iba a invertir mi dinero. Seguía en posesión del anillo, le digo “bueno entonces voy a vender el anillo, regreso y te doy tu parte”, el me dice con cara de felicidad “que gracias que mi hija podrá tomar su leche”. La niña con cara de felicidad ante la idea de tomar leche. Me dirijo rumbo al Jirón de la Unión y me dice "pero déjame tus documentos no es que desconfíe pero algo me tienes que dejar", yo lo miro me ofendo (pero ya había avanzado tanto en mis planes, que el dinero de mi parte ya lo había gastado) así que le digo “mis documentos no! ni hablar!”, me insiste y yo nada!, entonces resignado me dice “entonces déjame tu pulserita (la pulsera de plata que la madre de mis hijos me había regalado)”, hago un calculo rápido y se la doy, luego me dice “tu reloj también... posiacaso", yo ya me veía con el dinero y le di mi reloj (reloj Citizen regalo de mi padre), me apresto a seguir rumbo al Jirón de la Unión a vender el anillo de oro y me dice "tu quenita también para ir tocando mientras espero", ya no opuse resistencia y le di la quenita. Finalmente me encontraba caminando rumbo a las casas de compra y venta de oro, cruzo la Plaza de Armas, tomo al Jirón de la Unión camino una cuadra e ingreso a la primera casa de compraventa de oro. Espero mi turno y finalmente le entrego el anillo de oro de muchos gramos y 18 kilates al joyero. Este me recibe el anillo lo mira y con un gotero le pone un poco de ácido encima y sin levantar la mirada ni darme ninguna explicación me dice “no es oro” y luego dice "el siguiente".
Salí de la oficina y me paré en el jirón de la Unión evaluando lo que había pasado. Mis planes de gasto e inversión se esfumaron volví a la realidad de un solo tirón. Sentí que toda persona que pasaba me miraba burlonamente. Me avergoncé profundamente, al inventor del ascensor le habían hecho subir por las escaleras, al dueño del hotel le habían hecho dormir en la vereda tapado con periódicos, al limeño más pintado le habían hecho el cholito... horror!!!!.
Levanté la cabeza, tragué saliva y me dirigí al INC por otro camino para no encontrarme con el "genio de la persuasión" y decirle... te equivocaste!, no era oro...si seré!!!
El anillo me acompañó un par de meses con la oculta esperanza de venderla o embaucar a alguien y recuperar el valor invertido, pero al segundo mes el anillo perdió color dejo de ser dorado y mis esperanzas se esfumaron como se esfumó mi quenita mi pulserita y mi reloj Citizen.

lunes, 22 de septiembre de 2008

Sobre teléfonos celulares y los de manivela


Ya se enteraron del nuevo teléfono que sacará al mercado Google, el G-Phone, este nuevo teléfono sumado al teléfono iPhone son un adelanto de lo que viene en el futuro, lo que todos mas o menos sabemos: teléfonos que a la vez son computadoras, navegadores de internet, con video conferencia, memorias inmensas que nos permiten guardar archivos grandes.
Hasta ahora me acuerdo de mi Motorola Tango, el popular ladrillo "arma contundente de defensa", cuando los celulares servían solo para lo que fueron creadas, para llamar y recibir llamadas y claro... los primeros celulares que eran muy caros, además muy grandes, había que pagar las llamadas realizadas desde el celular como es ahora y las llamadas recibidas, es decir... imposible de tenerlas.
El primer recuerdo que tengo de una experiencia con un teléfono fue en Urcos, capital de la provincia de Quispicanchis a unos 50 kilómetros del Cusco - Perú, tendría unos 4 o 5 año, me encontraba en la oficina de mi padre que era el Juez del Pueblo. El tenía en su escritorio un teléfono negro con una manija insertada al costado derecho, cuando vi el teléfono me quedé hipnotizado e intrigado. Pasé una hora en la oficina de mi padre viendo entrar y salir gente, escuchando problemas y soluciones a los problemas y viendo a mi padre usar el teléfono. De rato en rato levantaba el auricular y daba vueltas a la manija y hablaba con alguien al otro lado de la línea.
De pronto se presentó una diligencia que obligó a mi padre a abandonar su oficina. Decidió dejarme bajo el cuidado de su secretario, este se encontraba en una oficina colindante e independiente a la oficina de mi padre.
Me encontré solo y libre para explorar la oficina y claro de inmediato me dirigí al teléfono. Levanté el auricular y nada... este teléfono no tenía números que marcar solo la manija al costado, así que empecé a darle vueltas. De pronto alguien al otro lado de la línea me contestó con un saludo respetuoso "buenos días doctor", me asusté y colgué el teléfono. Me armé de valor y volví a intentar usar el teléfono, volví a girar la manija y de nuevo la voz, esta vez le contesté algo pero corté inmediatamente. No entendía porqué me contestaba la misma persona, la misma voz, si en las películas cuando una persona usa el teléfono puede hablar con mucha gente de diversos sitios. Así que insistí una y otra vez y siempre la misma voz cada vez mas molesta. El anonimato en que me encontraba me protegía y claro me sentía seguro. Hasta que después de muchos intentos volví a llamar, giré la manija y la voz al otro lado se dirigió a mí en primera persona, amenazó con encarcelarme y que era el comisario del pueblo y sabía que era el hijo del Juez y hasta sabía mi nombre!!!. Entré en pánico colgué el teléfono y puse fin a las llamadas.
La comisaría del pueblo estaba al frente del juzgado. No salí para nada de la oficina hasta que llegó mi padre y claro tampoco le conté la experiencia vivida ni la amenaza del comisario por temor a haber cometido algún delito. Me quedé con el secreto, hasta que ya de grande cuando mi padre nos contaba sus historias en Urcos le pregunté sobre el teléfono y me dijo que en el pueblo había solo 2 teléfonos el de la comisaría y el de su oficina en el juzgado del pueblo y que estaban comunicados entre sí. Yo ya sospechaba esto cuando crecí y aprendí mas sobre teléfonos pero esperaba la confirmación de mi padre para retirar de mi mente los fantasmas que me persiguieron cada vez que usaba un teléfono.